miércoles, 19 de septiembre de 2012

RECETAS




“Ensaladilla de crisis”

    Cógete un país cualesquiera y añade en crudo unos políticos sin escrúpulos y verborrea.
Por otro lado espolvorea a sus ciudadanos con briznas de libertad, para después bañarlos en obligaciones. La libertad crece al entrar en contacto con el ciudadano y !ojo¡ te puede joder el palto, así que con el fin de evitarlo, incorpora un férreo sistema financiero.
Sin más, exprime poco a poco al ciudadano hasta sacar todo su jugo. Un buen truco para esto es atontar al ciudadano con ocio inútil. Coge el jugo resultante y riega abundantemente algunas cuentas bancarias. Como guarnición toma una constitución y trocéala en juliana. Para terminar corona tu plato con una bandera nacional y reparte banderas autonómicas a tu gusto, llenaras de colorido tu plato.
¡Y YA ESTA¡ Una receta sencilla, sana y ¡para disfrutar en familia!

 


Estafado de libertad.

       Nos hacemos con un buen ciudadano y le otorgamos los derechos suficientes para ser dueño de su vida. Muy importante que sea buena persona, ya que la materia prima es la base fundamental de toda buena receta
A continuación se coge su libertad de expresión y se reduce a libertad de desahogo. Para esto es imprescindible dejar hablar al ciudadano, incluso gritar, para a continuación hacer oídos sordos de lo que ha dicho.Cada cuatros años fingiremos escuchar al ciudadno, y es en ese momento, cuando atrapamos su voz y la encerramos en un recipiente.
Cogemos a nuestro ciudadano y le frustramos una y otra vez. Necesitamos conseguir un buen pellizco de resignación. Para ello le hacemos ver, que si se esfuerza y sigue nuestras normas, conseguirá su felicidad a modo de un buen trabajo, una casa, salud, educación y todas las comodidades que el mundo moderno ofrece. El secreto esta en concederle pequeñas dosis de aquello que le hemos hecho creer que necesita, para a continuación,  mostrarle a otros ciudadanos que han conseguido todo lo que el no ha sido capaz. No hace falta que estos ciudadanos sean reales, para este cometido, tenemos el cine y la televisión.
Con esto ya tenemos nuestra esclavitud encubierta, a la que llamaremos consumo. Si hemos seguido los pasos con paciencia, nuestro ciudadano se encadenará a nosotros voluntariamente y tendremos el esclavo perfecto, imprescindible para obtener un buen estafado de libertad
Nos falta el toque final, que es una buena dosis de culpabilidad .El ciudadano por naturaleza tiende a la libertad y suele buscarse las habichuelas al margen de nosotros, así que pasado un tiempo prudencial, le iremos quitado los derechos que previamente le otorgamos, dejando muy claro que estamos obligados a ello, ya que su comportamiento a sido intolerable y caminamos todos al abismo por su culpa.
Y ya esta amiguitos, ya tenemos nuestro estafado listo par degustar. Sírvase a gusto del comensal con guarnición progresista o conservadora, cualquiera de las dos acompañan al plato de puta madre

 
P.d. En la segunda receta hay una pequeña errata, donde digo estafado quiero decir estofado, uy¡¡¡¡ me confundí de vocal, en que estaría yo pensado........




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