martes, 21 de abril de 2015

LA MUJER BOSQUE




Hace unos cuantos años, perdí gran parte de mi cuerpo en este claro del bosque. Lo dejé tumbado sobre la hierba mientras yo paseaba entre las nubes. Pensé que a mi regreso seguiría tal y como lo dejé, pero no fue así. Hallé mi cabeza con carita de niña buena asustada, las manos, las piernas y los pies. El resto había desaparecido. Alguien debió aprovechar mi ausencia para llevárselo. Estaba, literalmente, destrozada. Hasta que tuve la genial idea de reconstruirme. Para hacerlo, cogí hojas de los árboles y hierba de la pradera, y poco a poco les fui dando forma. No fue una tarea fácil, y por eso, al terminar me sentí muy orgullosa del resultado. Sin pretenderlo, me había convertido en una Mujer Bosque.
Y así he crecido hasta hoy, teniendo una mitad humana, y otra vegetal. Pero me siento cansada. Cansada de odiar el bosque, cansada de odiarme a mí y, sobretodo, cansada de odiarte a ti, papá.
Solo quiero recuperar lo que me robaste.