jueves, 26 de mayo de 2016

LA JAULA


     Las cadenas entorpecían el trabajo de los esclavos, incluso algunos llegaban a cortarse un pie con tal de liberarse de ellas, por eso decidí construir la jaula. Una jaula grande, en la que pudieran correr cuanto quisieran. Sentir sus piernas a pleno rendimiento en una carrera sin destino, su corazón aumentando con rapidez de pulsaciones, el viento golpeando su cara, correr, correr sin miedo a ser frenado salvo por su propio cansancio. Y a eso lo llamaron libertad. Muchos de los míos me tomaron por loco al deshacerme de las cadenas, pero el tiempo se encargó de regresar a mi la cordura que otros me negaron. Ahora después de todo lo que pasó me dicen  "el genio"
     Los esclavos corrieron durante días, y ya extenuados y sin aliento, no supieron que hacer. Regresaron casi todos a lo ya conocían, a mí. No querían cadenas, trabajarían a cambio de poder correr libres y quedar exhaustos de libertad. Acepte y todo volvió a su origen. Las cadenas desaparecieron, pero su recuerdo pasó de generación en generación, las heridas en los tobillos, el movimiento limitado a la cantidad de eslabones, la angustia de los pasos dados en contra de su  voluntad , todo pasó de padres a hijos, al igual que lo hizo aquella carrera loca sin rumbo a la que llamaron libertad. Los barrotes los crearon ellos, yo solo los coloque muy cerca de sus ojos para que no se atrevieran a mirarlos.   
    No importa si algún esclavo los descubre y ve la jaula, se estará viendo a si mismo y nadie puede escapar cuando esta encarcelado en su propio ser, salvo que este dispuesto a destruirse. Por esto, hijo mio, haz caso a tu viejo padre y acaba cuanto antes con el muchacho. En un mundo rodeado de velocidad, él esta quieto.